domingo, 5 de marzo de 2017

VENTANAS INTELIGENTES

Ventanas inteligentes infografía




Una de las premisas fundamentales para universalizar la aplicación de las innovaciones tecnológicas es que tenga un precio asequible. De lo contrario, el uso del nuevo producto queda reducido a círculos muy restringidos. Es precisamente lo que sucedía con la investigación y el desarrollo de las ventanas inteligentes, aquellas capaces de variar el grado de opacidad o transparencia al gusto del usuario.

Tradicionalmente, estas ventanas contenían vidrios conductores o compuestos de cristal líquido (LC). Teniendo en cuenta que se destinarían a ocupar grandes superficies (fachadas, vidrieras, puertas correderas…), el alto coste de los materiales dificultaba enormemente la posibilidad de su producción a gran escala.
Hasta ahora. El Consejo Superior de Investigaciones Científicas de España (CSIC) ha dado una vuelta de tuerca al concepto de ventana inteligente, dejando a un lado los materiales basados en cristal líquido y desarrollando una nueva solución que reduce los costes de producción de miles de euros por metro cuadrado… ¡a unos pocos céntimos!
¿Cómo funcionan estas ventanas inteligentes?
En lugar de utilizar cristal líquido, las ventanas inteligentes desarrolladas por el CSIC aplican una tecnología basada en la activación controlada de una combinación de reacciones químicas y físicas que permiten oscurecer o volver transparentes los cristales.
Esta tecnología, pionera en el sector, recibe el nombre de EMDs (Externally Modulated Displays). Su funcionamiento consiste en películas delgadas de material poroso que al ser expuesto a la humedad o la sequedad del ambiente cambian su transmisión óptica consiguiendo que las ventanas se vuelvan opacas o transparentes. De esta manera, la ventana regula la cantidad de luz que entra a través del cristal.
Controlando el grado de humedad de la corriente de aire que circula por los cristales, el usuario  puede activar o desactivar a su antojo la transparencia de las ventanas de su hogar, oficina o negocio para ver u ocultar el interior de la estancia. El tiempo de respuesta es de cuestión de unos pocos segundos.
“Una combinación de reacciones permiten oscurecer o volver transparentes los cristales”

EFICIENCIA Y SOSTENIBILIDAD

Otra de las ventajas de las ventanas inteligentes es que no requieren ninguna adaptación a las normativas vigentes, puesto que se trata únicamente de una variación en el vidrio que se utiliza en la actualidad. Además, supondrán un gran ahorro en aire acondicionado durante los meses de calor, ya que al regular la cantidad de luz solar que penetra en la casa o en la oficina se puede reducir la temperatura del ambiente sin necesidad de bajar las persianas y encender la luz.
Es, por lo tanto, una ventana al futuro cuyo coste podría permitir una rápida popularización.
Fuente: Imnovation

TU SMARTPHONE PODRIA AYUDAR A DETECTAR TERREMOTOS


Los teléfonos de hoy en día pueden cumplir muchas funciones: son de gran utilidad cuando llegamos tarde a una cita y podemos hacer uso del navegador GPS.  Nos resuelven el día cuando hemos olvidado imprimir la tarjeta de embarque y la podemos descargar en formato digital. Ahora, además, podrían tener un uso más humanitario, salvando miles de vidas gracias a un proyecto puesto en marcha por la Universidad de California en Berkeley y que cuenta con el apoyo del Departamento Geológico de Estados Unidos y el Centro Sismológico Nacional de Chile.
Se trata, nada más y nada menos, de una aplicación que detecta terremotos y envía una alerta a los usuarios, anticipando el desastre y regalando unos segundos que pueden ser vitales a la hora de buscar protección.
La aplicación desarrollada se llama MyShake y está disponible para Android, aunque no se descarta ampliar su presencia en más mercados en un futuro próximo. El funcionamiento de este sistema de alerta temprana está en constante desarrollo para optimizar su rendimiento, y se basa en el uso de dos funcionalidades que traen de serie casi todos los smartphones.

EMPLEO COMBINADO DEL GPS Y ACELERÓMETRO

El sistema posicionamiento global o GPS  y el acelerómetro son los dos elementos que permiten a MyShake detectar y alertar sobre un terremoto. ¿Y qué es el acelerómetro? Se trata de un dispositivo que detecta el movimiento y la orientación de los teléfonos inteligentes: registra cuando es girado, volteado, o agitado para realizar acciones como rotar la pantalla de posición vertical a horizontal.
Tras multitud de pruebas y estudios de comportamiento, los investigadores han logrado enseñar a la aplicación a diferenciar entre el movimiento causado por un posible terremoto y aquel que es producto de una actividad normal del usuario (correr, viajar en tren, llevar el móvil en una mochila, una caída accidental…).
Una vez que el dispositivo registra el movimiento tectónico, envía una alerta al centro sismológico del área afectada y a los demás dispositivos de la zona. Esta localización se realiza mediante el GPS y es aquí donde entra en escena el carácter crowdsourcing de esta tecnología: se necesita que un número mínimo de dispositivos registren el mismo movimiento en la misma área y a la vez para garantizar que no se trata de un error de captación del movimiento. Ese número, según los desarrolladores de la aplicación, tiene que ser de al menos 300 dispositivos en un área de 12.331 kilómetros cuadrados.
En el futuro, se espera que en caso de predecirse un terremoto de grandes dimensiones, las alertas de los usuarios más cercanos al epicentro puedan ser enviadas a aquellos más alejados para que puedan a ponerse a salvo.

“Cada año se producen en el planeta alrededor de 1,3 millones de movimientos sísmicos”

tERREMOTOS A PARTIR DE 7 GRADOS

Según el Departamento Geológico de Estados Unidos, cada año se producen en el planeta alrededor de 1,3 millones de movimientos sísmicos, en su mayoría inapreciables e inofensivos. De todos ellos, únicamente 15 son de una magnitud de 7.0 grados en la escala Ritcher o superior, y estos son precisamente los más devastadores y los que la aplicación MyShake está en mejor disposición de registrar y alertar. Terremotos como el de Fukushima de 2011 o el de Nepal de 2015, que tuvieron unos efectos desastrosos, podrían haber sido detectados por los móviles de la zona de existir entonces la aplicación. Se estima que los afectados habrían recibido la alerta unos 20 segundos antes, lo que probablemente habría salvado miles de vidas.
Con esta tecnología, nuestros próximos teléfonos inteligentes se convertirán sin duda en dispositivos salvavidas. 
FuenteUSA Today