Se nos insiste en la industria en que
los dispositivos llamados vestibles («wearable», en inglés) y
nuestras casas estarán conectadas porque eso será el futuro. Bajo
la etiqueta de «smart» -inteligente, en español-, muchos de
los nuevos productos que inundan el mercado prometen mejorar la
experiencia de uso y ofrecer nuevas funcionalidades.
Pero ese
prometedor futuro no es tal sin la existencia de Wifi y cables
conectados a internet. Sin esto, la mayoría de estos
electrodomésticos que intentan mutar en nuevas formas se quedan
en meros utensilios que, prácticos, restan posibilidades. El
centro de la vida digital sigue siendo actualmente el teléfono móvil
de última generación, conocido popularmente por su denominación
anglosajona («smartphone»), pero queda reducido a un dispositivo
más entre los muchos que habitan en nuestras casas sin internet de
por medio.
Según
un informe elaborado por la firma de análisis de mercado
Global Web Index, para este 2015 que acaba de comenzar se espera que
el 80% de los internautas cuentan con un «smartphone» y, casi todos
los propietarios de estos dispositivos, los usan para acceder a
internet -un 75% de los encuestados reconoce que lo han hecho en el
último mes-. Llama la atención, por tanto, que existe aún un 25%
de los usuarios de estos dispositivos que no acceden al entramado de
la Red. En el caso de las tabletas, la cosa cambia, ya que entre
sus propietarios solo el 37% las utiliza para estos menesteres.
Las
previsiones que manejan los expertos son optimistas a tenor de los
resultados obtenidos, puesto que la media de tiempo dedicado a
acceder a intenet se ha incrementado con los años, pasado de 1.24
horas en 2012 a 1.85 horas en la actualidad. Y es que la conexión a
internet es cada vez más móvil. El 84% de los jóvenes
españoles se conecta desde el móvil y el 47% tiene plan de
datos para conectarse, según datos de un estudio elaborado
por la firma de análisis Ipsos en colaboración con la compañía
Tuenti, unos datos que coinciden con la tercera ola del Estudio
General de Medios (EGM) en diciembre del pasado año que concluye que
los internautas que utilizan un «smartphone» para acceder a la Red
son ya el 86.3% de la población.
Con la
frase en la cabeza de «sin internet tu móvil no vale nada», esta
situación se da también en la pequeña pantalla, cada vez menos
«pequeña» por la llegada de gigantes de más de 65 pulgadas. Este
tipo de televisores de última generación se han convertido, por
primera vez, en la principal forma de ver televisión conectada.
El mercado ha pasado del aglutinar el 20% al 54% de usuarios en solo
un año, según elII Estudio Anual de TV Conectada elaborado por
la Asociación de la Publicidad, Márketing y Comunicación Digital
en España (IAB Spain).
Sin
embargo, y a pesar de que resulten más rápidas para acceder a
contenidos, la mitad de sus propietarios no la conecta a internet.
Entre las razones se encuentran problemas con la forma de
conectar o, simplemente, porque su conexión a internet es lenta,
pero la consecuencia es que, de esta forma, mayor resolución y
controles gestuales se quedan en minucias en comparación con el
potencial que tienen. Vamos, que no se les está sacando provecho.
En ese
sentido, el 24% declara ver menos televisión tradicional desde que
posee una máquina conectada. Según se muestra en el estudio,
el 30% de los usuarios ha dejado de ver por completo en TV
tradicional los programas que puede ver en TV Conectada. Además, el
27% de los usuarios consume vídeo online directamente desde estas
máquinas.
Fuente: Abc tecnologia
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